Roma (28/09/2013)

Visita a Roma... ¡muyrápida!

Después de un lío de tres pares de narices para coger el tren (la estación que hay al lado de la residencia recibe los trenes de Roma, pero para salir de Viterbo hay que ir a otra estación a media hora, así que nos tocó correr y lo perdimos), nos encaminamos hacia Roma. Realmente Viterbo está cerca de la capital, pero como los trenes del Lazio son verdaderamente lentos, tardamos dos horas en llegar. Además, un señor nos indicó que la parada que mejor nos dejaba era Ostense, cuando en realidad lo era Termini. Total, que nos bajamos donde no era, y nos tocó coger un taxi para ir donde estaba todo el meollo.

Nos bajamos corriendo del taxi al divisar el teatro de Marcelo a lo lejos, y para allá que fuimos. Espectacular.

Y mi madre, que no conocía el Monumento a Victor Manuel II, se quedó verdaderamente maravillada con él, y no es para menos. A mí se me puso la piel de gallina.

Detalle de algunos relieves

La verdad es que se me hizo un nudito en la garganta al verlo todo. No sé, volver tan pronto a Roma (bueno, han pasado tres años) y verlo todo otra vez, pero bajo otra perspectiva. Tuve que contenerme para que no me saltaran las lágrimas. Es como esa sensación de... de conocer en persona a un personaje de un libro que has estado leyendo durante años. Es emocionante, es como decir "¡existes!". Cuando le cuento esto a la gente pone cara de palo, igual es que estoy loca. No sé.

 Ruinas del foro Trajano


 Más ruinas

Fuimos corriendo a ver el coliseo porque a mi madre le hacía muchísima ilusión (bueno, en realidad corriendo fuimos a todos los sitios. Como sólo podíamos estar un día, queríamos ver la mayor cantidad de cosas posible), y fue una lástima ver que estaba con andamiajes porque lo están restaurando. Pero claro, es que o se restaura o caput. La pobre se quedó un poco despagada porque, ya que no queríamos perder tiempo haciendo cola para entrar, al menos quería verlo bien desde fuera. Pero qué se le va a hacer.


Pero bueno, pudimos verlo desde un ladito...

El arco de Constantino estaba igual, sólo se lo podía ver desde un lado. Aun así, majestuoso.


Fue gracioso, porque mi madre y yo discutíamos constantemente sobre las fotos que le sacábamos a la otra. Yo sacaba más el paisaje que a ella, y ella me sacaba más a mí. Y yo le decía, "mamá, yo ya sé cómo soy, lo que importa es la arquitectura", y ella se cabreaba porque ella siempre salía a un lado de la foto. En fin, cosas de familia. 

 La columa de Trajano. La última vez que fui a Roma ni me fijé en que estaba, pensaba que era un obelisco más, así que esta vez la he visitado un par de veces (básicamente porque nos perdíamos y volvíamos una y otra vez sobre nuestros pasos).

La Fontana di Trevi. Fue muy gracioso porque mi madre no sabía que estaba en mitad de una plaza chiquitilla, y ella la comparó con la Falla del Pilar, que también la ponen todos los años embutida entre varios edificios. ¡Y es verdad que se parece!

El templo de Adriano

Y lo bueno, que la última vez que vi el Panteón de Agripa estaba a medio restaurar (pues como el Coliseo ahora), y ahora lo he podido ver entero, en toda su magnificiencia. 

La piazza Navona. Mi madre no la conocía (¡qué delito!), y le encantó. Además hay una juguetería en una esquina que es preciosa, con un montón de muñequitas de trapo que nos encantan. La próxima vez que vaya a Roma compraré una muñeca que vi de Bella, que le das la vuelta y es Bestia. Es un poco complicado de explicar. Pero para mí es un muñeco que... no sé, significa cosas.

Ruinas, creo que del foro.

Una iglesia de las muchas que había por ahí.

Una Cariátide que había a la entrada de un museo al lado de... no me acuerdo dónde. Al museo no pudimos entrar por falta de tiempo, pero le saqué una foto. Me encantan las Cariátides.

Un palacete que vimos por ahí, aunque no me quedé con el nombre.

¡El Moisés! En la iglesia de San Pietro in Vincoli. Menuda odisea para llegar. La última vez que estuve en Roma no pudimos verlo porque llegamos tarde y ya habían cerrado, y el resto de días no pudimos sacar un momento para ir.
La verdad es que esta vez estaba tan sumamente reventada que no lo disfruté lo que debiera, pero sí que es impresionante.

 El caso es que tiene su morbo, el condenao

La iglesia de Santa Maria Maggiore. Ya de pasada porque íbamos corriendo a Termini, que se nos había hecho un pelín tarde.


Al llegar a la Residencia me di cuenta de que en lugar de pies, tenía una gran ampolla gigante al final de las piernas. Ahora voy coja, es para verme. Menuda tortura. Eso sí, creo que hemos batido un récord, porque todo esto lo vimos en menos de cinco horas. Ahora tengo ganas de que venga mi padre a visitarme para ver otras cosas, como el Vaticano o la Villa Borghese, con más tiempo.