Caprarola (10-2013)

11-10-2013

Nos levantamos temprano para ir a la estación de autobuses para coger uno en dirección Caprarola, que está sólo a 20 quilómetros de Viterbo. Vamos, aquí al lado. Total, para que luego cogiésemos uno que tenía transbordo. Nos dejó en una parada de autobús en mitad de la nada, al lado del bosque, ¡y menuda rasca! Hacía más frío que en la comunión de Pingu. Las cuatro, heladas como pajarillos, rogando porque viniese el autobús.
Cuando llegamos al pueblo, nos encaminamos directamente hacia el Palazzo Farnese, que se ve perfectamente desde el final del pueblo, para entrar un poquillo en calor. 
En teoría el Palazzo Farnese (o Villa Farnesio, en castellano), fue construida siguiendo una planta defensiva, pero que luego se vio modificada para convertirse en una residencia Papal bajo las órdenes de Vignola, un arquitecto renacentista muy famoso. 
Eso es notable sobre todo en la planta, muy original para un palacio.
Total, que la villa está situada justo en uno de los puntos más altos del pueblo.



Ah, y para rematar el frío, además llovía. Aquí llueve cada par de horas, es deprimente.

La entrada al Palazzo.

Y lo primero que te encuentras en la entrada. Frescos y relieves decorativos everywhere. Yo no sabía qué me iba a encontrar en esta visita, y de pronto ver tanta imagen, tanto color... fue como una bofetada, seguida por un "ohhhh" de admiración. Es una pasada. Recomiendo fervientemente esta visita.





Una representación de la Caprarola de la época, aunque imagino que un poco idílica también.


En lo que esperábamos que comenzara la visita, salimos al patio interior. Una especie de patio circular donde los pasillitos estaban completamente cubiertos de frescos con motivos vegatales y de caza. A mí me dolía el cuello de mirar hacia arriba. Es que para verlo todo bien, te podías tirar una mañana entera perfectamente en una sola habitación.



Algunas salas que se podían visitar sin necesidad de visita guiada. La mayoría estaban por restaurar.
Puta mierda de fotos dobladas.

Trampantojos. ¿Os he dicho que adoro los trampantojos? Y cada vez más.

Techos y más techos.




Al empezar la visita nos dijeron que nos acopláramos a un grupo de estudiantes americanos que habían venido de visita. Nos hicimos amiga de una de ellos, quien nos explicó que estaban como de "Erasmus" en Roma, eran estudiantes de la universidad de Philadelphia (aunque ella en concreto venía de Los Ángeles), estudiaban arquitectura y diseño de interiores. Aunque todos se comportaban como críos (vamos, que merecían una buena patada en la boca), ella fue muy amable, y nos ha dado su facebook para que la avisemos cuando queramos ir a Roma.
En fin, ahora viene un porrillo de fotos de frescos de techos y paredes. Son fotos horribles, porque entre las prisas por la visita, y que es difícil de cojones hacerle una foto a un techo, con un montón de niñatos por ahí dando por saco... total, que he hecho lo que he podido.





Esta era una fuente increíble que había en una de las salas, no recuerdo bien cuál. Parecía hecha... no sé, para una película de fantasía. Mierda de foto girada.



La capilla.






¿Os habéis fijado en lo ceñidos que van los personajes del cuadro? Me recuerdan a Ned Flanders.

Es como si no llevara nada
Llevara nada
Llevara nada...
Estúpidos renacentistas y su erotismo....


Esta sala era increíble. Estaba toda cubierta de mapas del mundo (aunque en el de América, cualquier parecido con la realidad... en fin, estaba recién descubierta), y había retratos de los grandes descubridores como Cristóbal Colón, Americo Vespuccio, Magallanes...
Esto, en concreto, es la representación de la bóveda celeste.


España. Qué morriña.

Después salimos al jardín, que también es impresionante.





No hay muchas fotos, porque nos movíamos deprisa y se me metían muchos estudiantes por delante del objetivo, pero vamos, era bosque total.




La fuente del jardín, que no pudieron poner en marcha porque el sistema no funcionaba muy bien.

Una cosa que me llamó muchísimo la atención; ¡el suelo estaba cubierto de castañas! Y castañas tal cual, con los pinchos y todo. Vale, soy una paleta de ciudad total, ¡pero me hizo mucha gracia! Además había leído en un cómic cómo se sacaban, así que abrí lo de fuera con los pies, y luego cogí la castaña de dentro. Me he quedado una como recuerdo, no sé qué voy a hacer con ella.







Esta era como una especie de cuevecita que parece natural, pero posiblemente no lo sea. O igual es una mezcla entre natural y artificial. Le quedaban algunos restos de esculturas entre las estalactitas, pero ninguna de las fotos que les hice ha salido bien (se metía gente por medio, qué le voy a hacer).

Y de repente pusieron en marcha la fuente ¡nos llevamos un susto! El mecanismo sonaba como un montón de murciélagos. Por poco no salimos corriendo. Pero a mí ya no me engañan, eso era clarísimamente la entrada a la Batcueva.


Una vez fuera, pudimos ver a lo lejos el convento que hay por allí, aunque he olvidado el nombre.

Y una panorámica del pueblo.

A mí con estas visitas me vuela la imaginación, y ya me estaba imaginando vestida de esta guisa, paseándome por todas aquellas habitaciones, de un sitio a otro, y mandando cartas de amor a mis pretendientes para pasear por los jardines y escondernos en el bosque. En fin, que sí, que se me va.
Total, y como ya he dicho, recomiendo fervientemente esta visita. En serio, es un sitio muy, muy bonito.