Roma

Día 1 - Jueves

Para comenzar, el vuelo salía con retraso. Esto dio pie a múltiples chistes malos efectuados por More, tales como "uy, nuestro vuelo es retrasado =D" o "¡Tenemos un retraso! ¿Será niño o niña?" y, como consecuencia, mi irritabilidad creciente.
En fin, estuvimos cerca de una hora esperando de pie en una cola que, para colmo de males, no era la nuestra, como yo suponía y More negaba.

Para hacer tiempo (y estómago) comenzamos a comernos las rosquilletas de pimienta que mi mamá me había comprado el día anterior. Detrás de mí se ve a un guiri súper majo que nos regaló un mapa muy apañado, que nos salvó la vida durante todo el viaje.
Como vio que nos estábamos haciendo la picha un lío con la guía de viajes que nos regaló el padre de More, nos tendió el suyo y después de revisarlo, la cosa fue así:
Nep: Oye, ¿nos lo ha dejado o podemos quedárnoslo?
More: No sé, mejor devuélvelo.
Nep: (tendiéndole el mapa al tipo) Thank you.
Guirimajo: No, no, you can keep it!
Nep: ¡Oh! Thank you!La primera foto que sacamos nada más llegar a Italia. Me armé de valor para ir a un puestecito de la estación de trenes a comprar unos caramelos de leche y More me sacó esta foto a traición.

Por cierto, teníamos que haber cogido el vuelo sobre la una y cuarto y llegado a las tres. Pero imaginaos el retraso que llegamos a las cuatro. Las maletas tardaron como media hora en salir, y, para colmo de males, los trenes que nos llevaban a la estación pasaban cada media hora y nada más llegar, el revisor nos cerró en las narices. Vamos, que tuvimos que esperar otra media hora para llegara otro tren, y contando que el trayecto son cuarenta minutos... al llegar al hotel se nos hicieron las seis.


Recién salidos de la estación de autobuses descubrimos que nuestro hotel estaba en algo parecido al Bronx. Muy... pintoresco todo.
También descubrimos que el asfalto de roma está compuesto por un empedrado que, según yo, te masajea los pies y según More, te los destroza. Al terminar el viaje tuve que darle la razón.

Finalmente pudimos llegar al hotel, donde descubrimos que tanto el bidé como el lavabo estaban incorporados a la habitación, pero el vater y la ducha eran comunitarios. Vamos, un lujazo de estancia.

Como llegamos sobre las seis a Roma y toooodo en esta puñetera ciudad cierra a esa hora sólo pudimos ver las cosas por fuera. Esta es una iglesia súper bonita que estaba muy cerca del hotel.Esto, según More es la iglesia de Santa María de Maggiore, y me fío de él, pero para mí siempre será el museo del arte barroco, como ponía en la entrada. Lo gracioso es que por el otro lado estaban haciendo un concierto de rap, y More comentó "lo jodido es que tienen flow los cabrones ù.u". Y vaya, la base era cojonuda, aunque no entienda mucho de estas cosas.


Esto es súper curioso, pero había representaciones de la Virgen en todas las esquinas de las casas que parecían así más adineradas y antiguas. Era muy bonito, porque había tanto grabados como relieves y estatuas, muy originales todos.

Una casa encima de un pasaje que daba mal rollo. Pensé que si ese pasaje existía en la Edad Media, el Jack el Destripador Romano haría sus quehaceres escondido allí. Quizá se llamaría Jacobino el Destripatore. Daba a la plaza de San Pietro in Vincoli, pero cómo no, la iglesia estaba cerrada y no pudimos ver el Moisés, y días después lo dimos por imposible T-T
Esta es la iglesia clónica, pues se ve que hay tres o cuatro muy parecidas repartidas por nuestra parte de la ciudad y siempre que pasábamos por delante de una, exclamaba "¡nos hemos perdido! ¡Que por esta ya hemos pasado! >0<" Y More me respondía cualquier adjetivo alusivo a mi inteligencia. Adjetivo despreciativo, se entiende.
¡El coliseo! Los pies se me iban para allá, pero teníamos pensado verlo el sábado. Así que fue una especie de "¡Ya se ve, ya se ve!", el corazón me bombeaba con fuerza.
Esto, a parte del mercado de Trajano en ruinas, es una mezcolanza de sentimientos encontrados. Quiero decir, por un lado me daba mucha pena verlo tan roto, y trataba de imaginármelo repleto de gente haciendo el ganso, comprando y hablando en latín. Y por otro, me sentía tan afortunada de poder verlo, y me sentía tan... efímera. Quiero decir, al lado de eso, que ha sobrevivido vaya usté a saber cuántos siglos, yo soy como una mota de polvo en el universo. En fin, que ver Redes me afecta.
¡Pisamos el mismo mosaico que pisaron los romanos tropocientos años antes! ¿No os parece increíble? A lo mejor ese mismo empedrado lo pisó Cicerón, o Escipión, o el mismísimo Catilina del que sólo sé que hizo una conjuración y sin embargo lo adoro por el nombre tan gay que tiene.
Esto tenía pinta de ser unos baños, por los azulejos, vamos. Típicos azulejos de casa de abuela xD
Esta foto nos la sacó una pareja de españoles que nos pidieron previamente una foto. Súper majos.

El monumento a Victor Manuel II. Despatarrante. En adelante, cada vez que pasábamos por delante con el autobús, se me seguía escapando una exclamación de asombro por lo... inmaculado, no sé. Era gigante y muy blanco. No sé, una pasada.
También dio lugar a discusiones sobre quién sería el dichoso Victor Manuel (muajajaja, gané diciendo que era un rey de Italia, y después mi padre acertó con que era un Saboya).

El panteón de Agripa, despatarrante también. Nunca pensé que sería tan sumamente grandísimo; More y yo no podíamos rodear las columnas en un abrazo (tampoco lo intentamos, conste). Las letras mismas eran tan grandes como personas. Estuvimos un rato sentados admirándolo, y mi congoja era tal que tuve que llamar a mis padres para restregárselo.
La archifamosa Fontana di Trevi. Había tanta gente como si fuera una falla. More y yo, Valencianos de toda la vida, nos hicimos paso como estábamos acostumbrados: a codazos. Tiramos una moneda los dos juntos, para poder volver a Roma.
Es preciosa, pero para qué decirlo, si todo el mundo habla bien de ella.

Y, finalmente, nuestros pies agotados de tanto caminar esa tarde (se distinguen perfectamente por la ausencia o la abundancia de pelos en los tobillos y pantorrillas. Los míos son los que no tienen pelos, obviously).


Día 2 - Viernes

Aunque teníamos la alarma puesta a las seis y media para poder ir al vaticano temprano y no tragarnos la cola, estábamos tan cansados por el viaje y todo que decidimos dormir hasta las ocho con esta coversación
Nep: *cabreada, apaga la alarma del móvil*
More: Si nos dormimos, ya no vamos al vaticano.
Nep: Levántate tú, no te jode (tengo un madrugar horrible).
More: *ronquido*
Nep: No, si encima querrá que me levante yo. Pues ale.

Al levantarme decidí abrir la ventana para que los rayos de luz divina despertaran definitivamente a More, pero resulta que, durante la noche, nos habíamos trasladado a Londres sin saberlo, porque cuando abrí la ventana estaba todo el cielo gris, y además el parquecillo de delante daba un aspecto muy nórdico, no me lo negaréis.

Bueno, pues decidimos hacer el plan del sábado para no perder un día, y nos encaminamos rumbo al coliseo ¡qué nervios!
¡Ya se ve, ya se ve! ¡Que grande, que hermosote él! Mientras llegábamos podía escuchar el ruido de los aplausos y los gritos de los fans frenéticos, lo juro.
Está muy roto, como todo lo demás, pero conserva su magnificencia y explendor. Vamos, que no ha envejecido tan mal.

Un mosaico precioso. Adoro los mosaicos.


Esta cabeza nos hizo mogollón de gracia porque días antes habíamos visto El Laberinto del Fauno, y nos recordó al bicho que se come a las hadas. ¿Verdad que es igual pero con pelo? xDEste casco era GIGANTESCO, seguro que perteneció a alguien como La Montaña (los seguidores de nuestro amigo erreerre sabrán de quién hablo) o... bueno, More dio una gran idea: ¡es el casco de Buenafuente! O de alguno de sus antepasados, se entiende.

El coliseo por dentro ¡qué bonito es! Y pensar que subimos por las mismas escaleras por las que subieron mujeres y esclavos y muchos seguro que cayeron escaleras abajo porque las agarraderas las pusieron luego... ¡he pisado donde seguramente se desnucó algún esclavo! Ais, soy tan feliz...Nuestros pies pisando donde pisó Tito Flavio durante la construcción (bueno, es un decir).

Y este es el monumento a los cristianos caídos en la arena. Bueno, supuse, no sé de dónde salió la información en mi cerebro pero ahí está.
Pero es bien sabido por todos que More y yo no nos llevamos bien con la regilión, así que en lugar de la típica foto de rigor paisajístico decidimos hacer el capullo un rato.

A la salida fuimos a comprar souvenirs para la familia, y al pasar detrás de uno de los típicos puestecillos vi una imagen de la que nadie se da cuenta... ¡los culos de las estatuas! Muerta de la risa, tuve que hacer la foto.
El arco de Constantino. Solemne como él solo. Solemne y gigante, lo cual es una frustración por intentar fotografiarlo de cerca.
Mientras llegábamos y pisábamos el empedrado irregular, More se tropezó y soltó "¡Ostis puta!" y yo respondí "¿Eso es latín?" El circo máximo, tan bonito él.

¡Una columna en arista viva! En el suelo, cómo no. También es la prueba viviente de que empezó a llover, y More y yo nos cagamos en todo.
Así que decidimos refugiarnos en un pequeño museo que había por allí.
La casa de Octavio. Gigantesca y preciosa. More y yo llegamos a la conclusión de que, el día que llegásemos a ser Emperadores nos haríamos una casa tan grande como esa, con patio interior incluído.


El nacimiento de Venus de Boticelli, o un homenaje cutre. Es que el paisaje era perfecto para ello.
Una panorámica del lugar, sencillamente precioso. Además, cuando cayeron las primeras gotas los turistas huyeron en desbandada, y no había tantos como cabía esperar.
El Arco de Tito, con un acasetonamiento interior precioso, y unos relieves hermosísimos, con detalles judíos muy curiosos.

La Basílica. Qué listos estos cristianos, que cogieron un edificio que los Romanos no utilizaban para nada (no me estoy refiriendo sólo a este, sino en general) y lo convirtieron en su templo sagrado. Oye, y les funcionó la cosa. Los cristianos fueron los primeros en reciclar.
Me encanta esto, porque parece que un día que haga mucho viento se vaya a venir abajo. Es mi ¿monumento? favorito de todo Roma. Lo sé, soy espacial.
La tumba de César. No creo que los galos le dejaran flores en su momento, ni Bruto, ni que sus huesos descansen ahí abajo después de tanto tiempo y posibles saqueos.
El panteón de Agripa por dentro, que el día anterior no pudimos ver porque ya estaba cerrado. More y yo nos preguntamos por qué lo habrían convertido en un centro religioso, si Agripa era Romano. Eso demuestra que nos falta cierta culturilla en lo que a religión se refiere.
La cúpula era impresionante. Parecía más grande que el templo en sí. Era tan grande que era imposible pillarla entera si no te tumbabas. Y como bien ponía en un cartel, estaba prohibido llevar pantalones cortos, fumar y tumbarse en el suelo (verídico). Bueno, lo del suelo no lo especificaban, quizá si alguien levita y se tumba en el aire, no le dicen nada. O si se tumba en uno de los casetones de la cúpula.
Una anunciación, que las adoro porque algunas veces la Virgen aparece super dispuesta y otras horrorizada. Yo opto por lo segundo.
Había una caja para donativos y no pude contenerme a dejar algo. Mira, la religión me la trae al pairo, y, verdaderamente, las prohibiría todas porque son un lío y sólo fomentan la división entre pueblos, pero adoro el arte y seguro que un tanto por ciento de ese donativo sería para la restauración, así que...
Después de comer fuimos pitando a ver la Piazza Navona, preciosa, y el Obelisco es una maravilla.
Además tenía muchísimo encanto, porque había mucha gente vendiendo pinturas y láminas. Compré una de una pizzería, y me quedé con las ganas de comprar otra de un café, y hacer la parejita, pero eran demasiado caras y me sabía mal.
¡Pero compramos nuestra bandera de la decimotercera! Ya que no pudimos ir al Aventino, por lo menos hicimos nuestro homenaje a la serie. Y como More compró después una espada Gladius, ya tenemos una pared guerrera (básicamente porque también tiene una katana y una bastarda (una espada, no pensemos mal) y un cuerno de beber vikingo que le regalé por su cumple).

Después regresamos a descansar al hotel porque teníamos los pies hechos polvillo de cantera.

Después decidí que también quería la lámina del café para tener los dos cuadritos en pareja y regresamos en bus hasta la piazza. De camino nos encontramos de nuevo con el monumento a Victor Manuel y me dio tiempo de sacar la cámara y hacer esta foto desde el bus, donde sale perfectamente. Seguía soltando una exclamación de asombro cada vez que lo veía.Y otra vez a la Piazza, a comernos un helado que estaba de muerte. Arghh heladooo.

Al lado había una juguetería preciosa, con un montón de muñecos y miniaturas de pinta artesanal, máscaras y espadas. Y todo el piso superior estaba lleno de animalitos de peluche. Este es el escaparate donde había varias muñecas, supongo que de porcelana, preciosas. Parecían BJD super realistas.
SPQR: Senatus Populusque Romanorum, senado y pueblo romano. Lo ponía en casi todas las alcantarillas.

El templo de Adriano, que me había olvidado de fotografiar el día anterior. Daba pena lo agujereado que estaba, pero era gigantesco también.

Una vez en el hotel empezamos una guerra de cosquillas y moñerías varias. La pizza que compramos para comernos tranquilamente en el hotel, porque estábamos muertos del cansancio.


Día 3 - Sábado

Por fin pudimos despertarnos a nuestra hora y pillar un bus corriendo para poder ir al Vaticano sin cola.
Por fortuna amaneció el día despejado, y cuando llegamos había sólo un cuarto de la cola que había cuando llegamos a entrar, lo cual no está nada mal.

Amenizamos la espera cantando algunas canciones disney y algunas canciones de rap, y una guiri se rió de nosotros cuando empecé a beber agua, More me dio un codazo a la botella sin querer y se me derramó toda por encima. Y yo pensando "como vean los curas que voy en plan camiseta mojada no me van a dejar entrar".

Por fin vimos la entrada, muy bonita, por cierto. Y yo que me preguntaba ¿por qué el Vaticano está rodeado por esa muralla infranqueable rollo románico? ¿Quién teme que entre y descubra sus más pudorosos secretos?
Como dice La Vikinga, una humorista que me encanta "Hay puticlubs en el vaticano, pero son de hombres... y para hombres. Vamos, no me digas, un pueblo todo de hombres, todos con falda para no perder tiempo; el nombre del pueblo empieza por Vati y acaba por Ano, y al líder le llaman Papá, porque se ve que quedaba muy descarado llamarle Papito".


Entramos inmediatamente al Museo. Me fastidió pagar el dinero de la entrada a esos nazis pederastas e hipócritas. Pero, como ya he dicho, AMO el arte, y el arte necesita algún pisotón en los principios para poder disfrutarse.

En fin, el museo estaba repleto de arte egipcio, y estas estatuillas me recordaron a uno de los episodios que más me gustan de los Simpson:
Lisa: ¿Alguna vez habías visto unas estatuillas funerarias tan exquisitas?
Homer: No, tan exquisitas no.
El interior de un sarcófago. Sencillamente, precioso.
Esto, más la aparición de un par de momias dentro de las vitrinas me planteó un dilema moral. ¿Es lícito sacar de sus pirámides o sepulcros gente que quiso expresamente ser enterrada allí con sus mascotas, sus joyas y etcétera? Quiero decir, es como si ahora desenterramos a todos los Papas, o a San Pedro, y los llevamos a las pirámides en Egipto, y los dejamos ahí tirados, para que cuatro guiris se deleiten con los restos humanos de una persona.
More quiso que le hiciera una foto, y lo hice porque le quiero, pero no me parecía bien. Supongo que es el mismo sentimiento que me hace aborrecer los zoológicos.


Cuando nos encontramos las estatuas de Nerón y César, e verdad me dieron ganas de inclinarme ante ellas en una reverencia. Quiero decir, fueron unos capullos, y Nerón un imbécil desequilibrado, pero joder, si sus estatuas inspiraban ese respeto, imagínate en persona.

Lacoonte y sus hijos. No me esperaba encontrármela allí, pero ahí estaba. Es mucho más pequeña de lo que me imaginaba, pensaba que sería gigantesca, de ahí su deterioro, pero tendrá menos tamaño que una persona. También es que la vi un poco alejada porque estaba rodeada de gente.
Y de pronto nos vimos dentro de un montón de pasillos y salas que parecía que no tuvieran fin. Aunque estaba prohibido hacer fotos con flash, la gente se pasaba la advertencia por el forro, y a More y a mí nos crecían las ganas de matar.
Este pasillo era larguíiiisimo y había un horror vacui que tiraba para atrás. Quiero decir, había detalles hasta en los detalles, un trabajo de relieves y pinturas impresionantes. No me quiero ni imaginar cómo se le quedó el cuello al que lo hizo (ya, ya imagino que sería obra de distintos autores), están locos estos romanos.
En esta misma sala, todas las paredes estaban cubiertas de mapas enteros de vaya usté a saber dónde. De hecho, More buscaba el simbolito de "usted está aquí".
Al final de este pasillo estaba la Capilla Sixtina, que se veía mucho mejor de lo que me imaginaba. No hice fotos porque me parece que con comprar una postal... total, en la postal la foto saldría mucho mejor, y anda que no está vista la Capilla Sixtina.
El río Nilo con sus afluentes. Tenemos una copia aquí en Valencia, en la plaza de la Virgen, que me hizo sentir un poco como en casa. Pero en esta no se cagan las palomas y es considerablemente más pequeña. Aunque el señor está mejor retratado, para qué mentir.
Cuando salimos, vimos que toda la plaza estaba rodeada por columnas y la balaustrada estaba repleta de estatuas preciosas.

Una de las entradas a la Basílica, custodiada por la guardia de allí, que iban con unos uniformes geniales. Me encantaría que se fuera el uniforme de mi instituto, en serio.
Una vez dentro, pudimos ver La Pietat, rodeada por un cristal desde que un descerebrado intentó romperle la nariz a la Virgen. Para matarlo. Igualmente, era preciosa. Gracias a ella saqué muy buena puntuación en el examen de Arte cuando dimos el renacimiento. Pero no es para menos, no había detalle del que no se tuviera nada que decir, es tan preciosa.



Otra vez la iglesia clónica ¡está por todos lados! Y un obelisco precioso.
El Castillo de Sant Angelo, precioso y muy románico. Sólo pudimos verlo de lejos cuando cogíamos el autobús para volver al hotel, y es impresionante.
Una vista del río, muy bonito. Hice cruzar la carretera a More, aun a riesgo de perder el bus, para poder mirarlo. El caso es que como agua del río es asquerosilla, pero el color en sí es bonito.
Por la tarde nos fuimos pitando a la Villa Borghese, un museo donde tienen, entre otras obras, el Rapto de Proserpina y Apolo y Dafne. Una vez entramos nos dimos cuenta de que tenían muchas más obras de Bernini (como el David) y tuve que describírselas todas a More, mientras les dábamos tropocientas vueltas para verlas desde todos los ángulos.
Algunos techos eran una maravilla, y nos costaba diferenciar el relieve del dibujo. Me atrevo a decir que el efecto de relieve era mejor que el de Miguel Ángel, pero es que como todos sabemos, Buonarroti no era pintor.
No se dejaban entrar cámaras de fotos, y nos alegramos, porque mira que nos mosqueamos con los imbéciles que hacían fotos en el Vaticano.
De vuelta nos dirigimos a la Plaza de España, pero estábamos tan cansados y hambrientos (ya no nos quedaba a penas dinero) que teníamos que detenernos cada dos por tres. De camino, entramos en el que por lo visto era el barrio rico, y les hice fotos a varias villas bonitas. Más que bonitas, preciosas.
En la plaza de España descansamos sentados en los escalones, y se nos olvidó hacer fotos, aunque también era preciosa.

Día 4 - Domingo

Por fortuna a More se le ocurrió pedir que nos recogiera un coche para ir al aeropuerto, porque su móvil no sonó por la mañana y nos quedamos dormidos. Vamos, que nos despertaron los de recepción llamando para decir que estaba el coche abajo.
Si tenemos que esperar a despertarnos para ir a coger el tren y luego el vuelo, lo perdemos y nos tenemos que tirar un día más en Roma, que por mí está bien, pero no nos llegaba el presupuesto ni de blas.

Mientras yo dormía, More aprovechó para hacer fotos desde el aire. Creo que esto es Mallorca, pero no sé.